grabados rupestres

donde se unen la tierra y el cielo

donde se unen la tierra y el cielo
En La Palma, la arqueología y la astronomía han cruzado las miradas, unos al suelo y otros al cielo, para coincidir en una misma dirección, interrelacionando las observaciones hasta confirmar la importancia de los atros entre los antiguos habitantes de Benawara.
“adoraban al Sol, la Luna y otros planetas” (Alvise Ca’da Mosto, 1455-1457)

"Quienes tratan de interpretar símbolos en sí mismos miran la fuente de luz y dicen:"no veo nada". Pero la fuente de luz está ahí no para que se la mire a ella, sino para que se mire y vea lo que ella ilumina. E igual pasa con el simbolismo" (Dan Sperber).





lunes, 26 de noviembre de 2007

El problema de interpretación de los grabados rupestres de La Palma

El Cercado (Garafía)
Casi nadie duda hoy que el arte rupestre debe ser analizado desde una óptica espacial, integrado en el medio físico terrestre y/o cósmico. En cuestiones históricas y antropológicas falta mucho por hacer e investigar. No se trata de ir a tiro hecho, muchas veces se debe frecuentar aquellos espacios vacíos arqueológicamente para intentar comprenderlo. Tampoco tenemos que dar rienda suelta a la especulación ciega (y a menudo extravagante) que se asocia con frecuencia al estudio del arte rupestre. Estas obras, para el ojo inexperto (aquí incluimos a muchos "expertos" investigadores), están distribuidas al azar en un determinado espacio.
En Canarias, la vigente arqueología, como ciencia social que estudia el pasado a través de la cultura material, ha desarrollado un método autónomo para realizar sus estudios basados en excavaciones y visiones descriptivistas. Para esta gente, los símbolos rupestres son ambiguos, oscuros, no existiendo posibilidad de una verificación externa. La vigencia interpretativa nos conduce a la reproducción de ambiguos significados, vulgares generalizaciones sin ningún fundamento sustancial (arqueológico), basados en la moderna especulación racional sin atender a los fundamentos míticos y lógicos de una cultura ancestral, desaparecida hace más de 500 años. Algunos de estos significados son el culto a las fuentes, a los cabocos, petición de lluvias, fertilidad, símbolos de propiedad privada, relacionados a los campos de pastoreo, indicaciones de rutas pastoriles...
El primer paso se está dando, que es el descubrimiento y la conservación de los grabados. El segundo paso es en el que nos encontramos, tratar de averiguar qué significado tienen esos mensajes. Nos ha movido una pasión irresistible por el estudio, la indagación y la posibilidad de encontrar explicación adecuada a tanta información oculta. Una nueva visión geográfica desde la arqueología de posición, una nueva imagen medioambiental y la inclusión de la astronomía, entre otros, ha sido la causa-efecto de religación entre lo terrenal y lo celestial.
Los grabados rupestres fueron realizados pensando en transmitir un significado preciso. Todas las culturas canarias tienen los mismos principios cosmogónicos que presentan grandes analogías, pero también es posible un desplazamiento en las formas y el significado como respuesta a diferentes contextos.
No le demos más vueltas, la arqueología sólo ha podico intervenir en una pequeña muestra del conjunto prehistórico insular; sólo ha excavado en cuevas, alguna covacha y algún fondo de cabaña, desenterrando restos materiales cerámicos, líticos, óseos, malacológicos... con buenos resultados. Sin embargo, la prehistoria de La Palma es muy rica en restos de amontonamientos de piedras, canales y cazoletas, grabados rupestres... que no se pueden excavar, entonces las respuestas a sus interrogantes las debemos encontrar en el cielo.
Estos petroglifos tienen su propia identidad, expresan un hecho desconocido. Círculos, meandros, espirales, en todo tipo de combinaciones se realizan con trazos que van y vienen en paralelo sobre las mismas espiras (idea de eterno retorno). La variada geometría empleada debe sugerirnos la simbolización de un pensamiento sin dudas bien avanzado en el desarrollo de los pueblos, algo que nosotros hoy debemos declarar trascendental. Los consideramos objetos eternos, puntos fijos que dan coherencia cultural.
Esas rocas son un complicado trabajo de talla especializada, mostrando signos o señales especiales. El petroglifo es, pues, un intermediario que hace posible la comprensión del sentido. Son testimonios del espíritu creador primitivo de los aborígenes en relación con el ciclo infinito de la vida, proporcionan interpretaciones de tipo cosmológico. En este sentido y como tales, son representaciones cosmomórficas que parten del mito y del rito como una forma constitutiva del lenguaje humano. Son necesarios por su construcción mágica. De ahí que su visión sincrética con la naturaleza esté vigente. Suponen inscripciones simbólicas, o probables expresiones de un lenguaje común incorporado a su desarrollo. El trabajo fue realizado sólo en las caras visibles de las rocas orientadas a los dos puntos solsticiales, con sus ortos y ocasos, con un fin preciso: el culto a Abora.

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