grabados rupestres

donde se unen la tierra y el cielo

donde se unen la tierra y el cielo
En La Palma, la arqueología y la astronomía han cruzado las miradas, unos al suelo y otros al cielo, para coincidir en una misma dirección, interrelacionando las observaciones hasta confirmar la importancia de los atros entre los antiguos habitantes de Benawara.
“adoraban al Sol, la Luna y otros planetas” (Alvise Ca’da Mosto, 1455-1457)

"Quienes tratan de interpretar símbolos en sí mismos miran la fuente de luz y dicen:"no veo nada". Pero la fuente de luz está ahí no para que se la mire a ella, sino para que se mire y vea lo que ella ilumina. E igual pasa con el simbolismo" (Dan Sperber).





lunes, 29 de octubre de 2007

Tamarahoya, un vínculo entre el cielo y la tierra

Tamarahoya es una de las grandes estaciones de grabados rupestres de La Palma (unos 130 paneles). Se localiza en el Pico Bejenado, concretamente en las inmediaciones del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, por debajo de la Pista de Ferrer, sobre los 1.250 msnm, en medio de un bosque de pino canario.
La estación fue descubierta por el arqueólogo palmero Mauro Hernández a mediados de la década de 1970. Discurre por un lomo con una fuerte pendiente, destacando, sobre un piso tapizado de pinillo (hoja seca del pino canario), un tipo de piedra de color ocre claro. Los motivos predominantes son las espirales, los meandriformes, los círculos y semicírculos concéntricos. Conviene destacar que casi todos los paneles están en su posición original.
La parte inferior del lomo presenta un ligero rellano con un grupo de grabados situados en el margen izquierdo, con una disposición de soporte que va en la dirección 125º L N. En la parte superior hay dos grabados separados por un metro de distancia también dirigidos al alba del solsticio de invierno. En la vertiente occidental encontramos un meandriforme cerrado formando círculos concéntricos cuyo soporte se orienta en la dirección 250º L N.




Subimos unos 60 m de distancia por una pendiente acusada en un estrechamiento del lomo para encontrar una espiral situada sobre una roca cuya cara sigue a los 250º L N. Unos 20 m más arriba, en la vertiente oeste se grabó una espiral de gran tamaño también con la misma dirección de 260 º L N.

Seguimos ascendiendo hasta llegar a un meandriforme, casi en el centro del lomo, con una dirección de soporte de 300º L N. A unos 20 m de distancia llegamos a un segundo grupo de grabados. Observamos unas lajas semihorizontales. En la vertiente del naciente hay 3 paneles en los que sobresale el grupo central con dos direcciones de orientación (125º y 255º)


También hay un grabado compuesto meandriforme y círculos que lleva una dirección 150º L N. En la vertiente oriental encontramos un meandriforme que mira a los 130º L N. Por encima, se encuentra otro grupo de paneles que miran a los 250º y 300º L N.


Por encima existe un espiraliforme que se proyecta a los 300º L N. Cinco metros más arriba, otro espiraliforme que mira a los 245º L N. Hay tres grabados más en la vertiente oeste que se dirigen a los 250º. Los últimos petroglifos son 3 paneles espiraliformes orientados a los 250º y 300º L N.

En definitiva, volvemos a incidir en la importancia del Sol (concretado en los solsticios) como elemento primario de la religión awara.

NOTAS:
* Sin tener en cuenta la variabilidad magnética típica de zonas volcánicas, los cuatro puntos o pilares astronómicos del Sol son aproximadamente: 70º alba solsticio de verano, 120º alba solsticio de invierno, 250 ocaso solsticio de invierno, 300 ocaso solsticio de verano.
* Las mediciones las realizamos con una brújula, siendo los grados tomados bastante aproximativos, dado que los awara observaron in situ los ortos y los ocasos solsticiales.
* L N (latitud norte).

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