grabados rupestres

donde se unen la tierra y el cielo

donde se unen la tierra y el cielo
En La Palma, la arqueología y la astronomía han cruzado las miradas, unos al suelo y otros al cielo, para coincidir en una misma dirección, interrelacionando las observaciones hasta confirmar la importancia de los atros entre los antiguos habitantes de Benawara.
“adoraban al Sol, la Luna y otros planetas” (Alvise Ca’da Mosto, 1455-1457)

"Quienes tratan de interpretar símbolos en sí mismos miran la fuente de luz y dicen:"no veo nada". Pero la fuente de luz está ahí no para que se la mire a ella, sino para que se mire y vea lo que ella ilumina. E igual pasa con el simbolismo" (Dan Sperber).





jueves, 21 de febrero de 2008

La autenticidad prehispánica de los grabados rupestres. Una muestra en Roque Teneguía.

La inmensa mayoría de las imitaciones de los petroglifos awara que encontramos en los propios yacimientos prehistóricos o en las cercanías, suelen ser sencillas rayas, poco trabajadas, de trazo muy fino, realizadas con algún objeto metálico como la cuchilla de una navaja. La forma geométrica más dibujada es la espiral y suelen realizarse en los lugares de paso de personas que van atraídas por los símbolos prehispánicos y dejan su burda huella, a veces, sobre el propio motivo awara. Una de las mejores imitaciones la encontramos en la parte media/alta, en el extremo sur de Roque Teneguía (Fuencaliente).



Roque Teneguía forma parte del Parque Natural de Cumbre Vieja; se sitúa a unos 418 metros de altitud sobre el nivel del mar, en la falda SW del volcán de San Antonio. Es un promontorio de fonolita haüynica y de color pálido amarillo-rosado, resultado de una formación geológica muy antigua, al que se le calcula una edad aproximada de unos 600.000 años.
Alguien contemporáneo a nosotros, maravillado o por empatía, se le ocurrió grabar un motivo a modo de semicírculos concéntricos, jugando con meandros que van girando sobre sí mismo, abarcando dos caras de una roca en disposiciones oblicuas. Mide 34 x 18 cm y para su ejecución se empleó la misma técnica prehispánica de picado medio y ancho, con cierta profundidad, lo suficiente como para romper la capa superior de la roca y dejar al descubierto surcos de tonos claros en los que todavía el tiempo no ha dejado su huella en forma de pátina. El resto de los más de 130 motivos que contiene el Roque han perdido la diferencia cromática entre lo natural y lo tallado. Además, los líquenes sólo están presentes en los bordes que rodean al motivo y no lo han afectado como sucede en otros muchos casos. Para su realización, es probable que se utilizara un objeto metálico.
Otra prueba irrefutable de su falsa identidad awara es su orientación (180º LN) que no corresponde a la intención solsticial, a ninguno de los cuatro puntos sagrados, ni siquiera equinoccial, del resto de los paneles y motivos que se encuentran en el Roque.

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